Sobre mí

Calidad humana
y excelencia profesional

Nací en Totoras, Santa Fe en 1959. Viví allí hasta que decidí venir a Rosario para estudiar medicina y así desarrollar mi vocación. Cuando egresé como médico, en la Universidad Nacional de Rosario, me trasladé a Salta. Aquella experiencia marcó mi carrera profesional. Durante mi residencia, advertí una enorme cantidad de pacientes con dificultades visuales y conocí todas las limitaciones que ellas conllevan no solo en los pacientes, sino también en sus familias y en la sociedad toda. Allí, se despertó en mí un interés muy fuerte por la oftalmología como así también por la importancia de brindar una salud pública de calidad y al servicio de quienes menos tienen. Tras concluir aquella experiencia, la inquietud profesional me condujo a seguir formándome, trabajando como médico de familia en Estados Unidos durante varios años.

Regresé a Rosario para especializarme en oftalmología y formar una familia. Desde entonces, me desempeñé laboralmente, de forma simultánea, en el sector público y privado. Esto me permitió conocer sus dinámicas y, sobre todo, la necesidad de brindar una atención de calidad, independientemente de las posibilidades del paciente. Una de las experiencias más importantes que tuve fue haber liderado el equipo que elaboró el proyecto para la construcción y el funcionamiento del CEMAR. Además, tuve el honor de ser el primer Director de este centro, modelo de salud pública a nivel nacional e internacional.

A lo largo de todos estos años he comprobado la importancia del trato cálido con la gente, de construir un espacio de contención para aquellas personas que se acercan a un consultorio. Considero que el objetivo primordial de la medicina debe ser siempre brindar una atención que conjugue la calidad humana y la excelencia profesional.

Por eso, tanto en los espacios donde soy docente como en campañas médicas y voluntariados locales e internacionales, pude plasmar el compromiso social que conlleva la medicina. Un compromiso que aprehendí desde el primer día que pisé la universidad y que me motiva a devolverle a la sociedad, todos los días, aquella formación, experiencia y crecimiento que me brindara durante mis años de estudiante.

Mis motivaciones como médico son la capacitación continua, la innovación y poder inspirar a colegas y equipos de trabajo para brindar a los pacientes una atención cálida, humana, profesional y eficiente. Sin dudas, no hay nada más gratificante que el acto de poder cambiarle la vida,  o ayudar a cambiar su vida, a una persona que se acerca al consultorio. 

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